lunes, 8 de septiembre de 2008

Los inadaptados de siempre

Esos que piensan que están en un pedestal y desde allí desprecian al que piense diferente, pero que en el fondo están hundidos en la mediocridad. Esos que piensan que quien grita más fuerte gana, que ponen caras de seriedad como si de algo importante discutieran, cuando en realidad pasan horas llenando espacios con conversaciones vacuas y banales que giran en torno a boludeces. Esos que dan constantemente lecciones de ética y moral, pero que se enriquecen a costas de otros y que poco les importa los problemas que los rodean. Esos que dicen condenar la violencia, pero se jactan de la hombría y del hay que resolverlo "como hombres" sobre todo si alguien osa poner en duda su "honor". Esos que cada vez que las papas queman se esconden detrás de discursos monolíticos e inútiles, que tienen una duración de dos días y luego todo vuelve a la normalidad. Esos que culpan a la sociedad como si ellos estuvieran más allá, cuando en el fondo son siquiera capaces de asumir su rol y disponerse a cumplir o hacer cumplir las (aún limitadas) normas con las que se cuentan. Esos son los inadaptados de siempre. Ellos son los dirigentes del fútbol y los mal llamados periodistas deportivos.

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