sábado, 19 de mayo de 2007

Hasta que la muerte (o un tercero) nos separe.

La ley de reconocimiento de uniones concubinarias se está encontrando con las posiciones en contra que se podían llegar a esperar. La Iglesia por considerarla que va contra muchos de los valores que pregona esta institución y los diputados y senadores opositores por considerarla más bien una ley demagógica y electoral.

Una regularización sobre este tema se hace imperiosa, más allá de que a muchos les pueda parecer "un atentado a la estabilidad de la familia”. Los continuos guarismos que entrega el INE son inapelables. De acuerdo al censo de 1996, las parejas que viven en unión consensuada o "concubinato" pasaron de ser 7,7% en 1963 a un 16,5% en el 96. La Encuesta Nacional de Hogares ampliada 2006, especifica que el 53,3% de las personas de 14 o más años están viviendo en pareja y 3 de cada 4 están casados, es decir un 25% de la gente vive en unión consensuada. Este tipo de vinculo, es particularmente importante en la franja de edades que va de los 20-30.En ella, la unión libre representa casi un 60% de los casos frente a un 40% de casamientos. Estas cifras son un llamado de atención y justifican tener una legislación actual sobre el tema.

Con seguridad los legisladores de la oposición que encuentran esta ley como meramente electoralista y demagógica piensan que van a ganar el premio a la filantropía por defender hoy día a los mismos jubilados que dejaron hundirse mientras tuvieron la posibilidad de generar cambios. Mientras tanto, la Iglesia sigue pensando que el matrimonio es hasta que la muerte separe a los involucrados, quizás convendría ser a veces menos cerrado y analizar la globalidad de la situación. Por ejemplo, una tasa de divorcios que en la década del 90-00 alcanza una relación de 40,2 divorcios por cada 100 casamientos. A veces la realidad supera las ideas preconcebidas hace unos cuantos años, como el caso de considerar al preservativo como una herramienta inútil para la lucha contra el SIDA.

Como lo indican estos fríos números (y la "sensación térmica" de la gente), la realidad actual invita a tener una puesta a punto de leyes que regulen la situación de las parejas que deciden vivir en concubinato. Los representantes en el parlamento, por una vez, deberían sacarse el buzón que tienen en la cabeza y racionalizar. En un país que se presenta como laico, habría que dejar de lado argumentos que incumben valores morales difundidos por una Institución que muchas veces tendría que revisar el contenido de lo que proclama (y no desinformar) y adaptarlo a los tiempos que corren.

Proyecto de ley: http://www.convencion.org.uy/menu3-028.htm

Fuentes:
http://www.ine.gub.uy/biblioteca/genero/CAP%202%20-%20FAMILIA%20Y%20HOGAR02.pdf
http://www.ine.gub.uy/enha2006/flash/Flash%204_conyuge%20e%20hijos.pdf
http://www.ine.gub.uy/biblioteca/Variables%20siglo%20xx/FASCICULO%20III%20FAMILIA%20Y%20HOGAR.pdf
Espectador

Fotos:
http://www.iglesiauruguaya.com/
http://www.eumed.net

2 comentarios:

lalorubio dijo...

Absolutamente de acuerdo. Ya es hora que este país atrasado y primitivo adapte sus leyes a las costumbres de algunos de sus habitantes. A la familia no la defiende el Estado, la defiende la gente si se le canta.

Nicolas dijo...

Estamos en sintonía Lalo, igual no entiendo tu última frase.

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