Más lento que locmotora de AFE

privado, da.: (Del part. de privar; lat. privātus). adj. Que no es de propiedad pública o estatal, sino que pertenece a particulares. ¿En algún lado se define como mala palabra? Sí, en el diccionario español-dirigentes sindicales. Cuesta entender cómo dichas personas arropan sus discursos con palabras como progreso, modernidad y otras hermosas florituras. Pero a la hora de la verdad, lo único que hacen es jugar a la chiquita, no toques nada que así está bien. ¿A qué voy con todo esto?

La Unión Ferroviaria (los que laburan en AFE), admite que están en el horno, pero aun así se niega a cualquier tipo de asociación con privados. No estamos hablando de privatización directa sino de asociación. Juan Silveira dirigente del sector asegura en Ultimas Noticias que la asociación: "entrega AFE a privados, ya que deja al ente sin decisión y en minoría dentro del paquete accionario". ¿Y eso es tan grave? ¿Qué decisiones fundamentales toma AFE para cambiar el panorama? ¿Qué margen de maniobra tiene? La rendición de cuentas establece 25 millones de dólares, para tener una idea, solamente 100 millones se precisarían para la refacción de las vías. A eso hay que sumarle la renovación de la flota, ya que algunas locomotoras tienen más de 30 años.

AFE pasaría a ser "un sello o una grifa". ¡Ah! porque ahora es un ente estatal ejemplar. Que cuiden las fuentes laborales está bárbaro, de hecho ese es uno de los objetivos de un sindicato. Pero a veces parece que tuvieran un balde en al cabeza que les impide visualizar que a mayor inversión, mayores fuentes de trabajo. El gobierno asoció a AFE con la Corporación Nacional para el Desarrollo y aun así detectan que precisan mayores aportes. La cada vez mayor cantidad de toneladas que se transportan y por qué no una posible alternativa de transporte de pasajeros a precios razonables ¿Cuál es la solución del sindicato? Seguir con el promedio de velocidad de locomotoras a 40km por hora, ese parece ser el camino ofrecido por los muchachos.

El EP-FA-NM... se dio cuenta que la asociación con privados no es tan mala como tantas otras cosas que pregonaban cuando eran oposición (las plantas de celulosa, por ejemplo). Que dicho procedimiento lo hagan de manera correcta es otro asunto (véase el caso de Pluna), sin embargo los sindicalistas son los que ahora porfían como mulas por continuar con el modelo papa estado me protege, que para subsistir precisa de una enorme cantidad de dinero para poder funcionar, algo que el Uruguay no posee. ¿Llegará algún día que cambiemos la cabeza?