lunes, 12 de febrero de 2007

El más triste pero privisible final.

Apareció el cuerpo de Natalia Martinez, una gurisa que no llegaba a los 20 años. Se le cortaron los proyectos que cualquier ser humano tiene a esa edad: trabajar o estudiar, andar con algún novio/a, disfrutar la vida. ¿Quién es tan sádico para liquidar los sueños y proyectos de otro? ¿Con qué derecho? ¿Quién invierte parte de su vida quitandole la misma a otros? Si ya sé, los asesinos a sueldo, los locos de remate. Hasta donde hemos llegado que la vida humana vale cada vez menos: ¿Quién le reintegra a la familia la pérdida? Una herida que seguramente no cicatrice nunca. Yo lo único que quiero, como me imagino lo queremos todos salvo el o los asesinos, es que la cana haga justicia. Así como aparecieron los 2 rapiñeros y asesinos del tachero tan rápido, que aparezca(n) ahora. Es lo menos que se puede hacer.

Estoy cansado de los eternos móviles de los medios, que no entorpezcan más. ¿A quién le importa si tenía pasto en el ojo? Y si la zapatilla que le quedaba era de color rojo y estaba en el pie izquierdo. Qué carajo me importa si tenes la exclusiva del que descubrió el cuerpo. No me interesa si fue en la Laguna del Sauce o en la de Merín. No jodan más, si no tienen nada, que no hablen. Han hecho un show terrible detrás de este tema. Fue la comidilla del verano junto a lo de Nicolini. Inclusive tuvieron el toupé de criticar a la justicia que no les pasa data. ¡Y a ellos que les importa! Cuando se tengan que enterar se enterarán, como el resto.
Ojalá le pusieran esas mismas ganas para investigar otros asuntos que pasan desapercibidos, de los que ellos son muchas veces cómplices. Ahora tendría que ser la familia, los allegados y la policía. Pero otra vez la alimentación constante del morbo va a poder más.

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